Especialistas de Cartón: La Amenaza Silenciosa en la Medicina Veterinaria
Por Carlos A. Bastidas C.
Hace unos días, navegando en redes sociales, me topé con la publicación de una clínica veterinaria que ofrecía los servicios de un supuesto especialista. El anuncio estaba adornado con fotos, títulos rimbombantes y promesas que rozaban la fantasía. Sin embargo, mi memoria no es tan frágil: hace apenas unos meses, esa misma persona apenas sabía amarrarse los cordones… y ahora, de la noche a la mañana, es un especialista.
Esto me dejó una rara sensación. Una mezcla de indignación, preocupación y vergüenza ajena. Porque me pregunto: ¿quién da los títulos de especialista? ¿La vida? ¿La experiencia? ¿Un cursillo exprés por Zoom con certificado descargable en PDF? ¿O tal vez el algoritmo de Instagram, que premia la osadía y el marketing por encima de la preparación real?
Aquí no hablamos solo de títulos inflados o egos sobredimensionados; hablamos de un riesgo directo para nuestros pacientes. En medicina veterinaria, la improvisación disfrazada de especialidad no solo es antiética: es peligrosa. Un error no se borra con un post ni con un filtro bonito; se traduce en sufrimiento, dolor o incluso la pérdida de una vida.
La pregunta que arde es: ¿qué deben hacer las universidades frente a estos casos? Porque si no existe un control real sobre quién se autoproclama especialista, cualquiera puede colgar un diploma inventado en la pared y empezar a experimentar con seres vivos. El problema se agrava porque las redes sociales se han convertido en un mercado libre donde la falsa publicidad se normaliza y los consumidores —confiados y muchas veces desesperados— se convierten en presas fáciles.
El control debería ser institucional y legal. La universidad debe proteger la integridad de sus títulos, las asociaciones profesionales deben vigilar el ejercicio ético, y el Estado debe establecer sanciones claras contra la publicidad engañosa en salud animal. Porque, al final, lo más grave no es que alguien se autoproclame especialista; lo más grave es que haya quienes lo crean y depositen en sus manos la vida de un paciente.
Es urgente crear conciencia. Que la sociedad entienda que un like no es sinónimo de calidad profesional, que una bata blanca no garantiza conocimientos y que el verdadero especialista no necesita gritarlo en redes: lo demuestra con su trabajo, con resultados, con años de estudio real y con un compromiso inquebrantable con la ética.
La medicina veterinaria merece respeto. Y los pacientes, que no pueden elegir por sí mismos, merecen lo mejor que podamos darles.
Exactamente!!! Repitan conmigo "hacer un cursillo por Internet, no te hace especialista" saludos de CDMX Doc
ResponderEliminarPlop! Ayer vi la publicación de una colega, que no sabe ni escribir, y en un mes ya es especialista??? !!! Saludos desde La paz Bolivia
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