Educación en Ecuador: ¿Crisis por pérdida de valores o falsa garantía de derechos?
Por: Carlos Arturo Bastidas Collantes
La educación en Ecuador atraviesa un momento de incertidumbre que no puede ignorarse. A simple vista, se habla de reformas curriculares, de nuevas metodologías y de garantizar los derechos de los estudiantes. Sin embargo, tras esa fachada se esconde un problema mucho más profundo: la pérdida de valores básicos como el respeto, la disciplina y la responsabilidad. Y lo más alarmante es que dicha pérdida se justifica bajo una peligrosa mala interpretación de lo que significa garantizar derechos.
Hoy, bajo el discurso progresista, se ha instalado la idea de que toda norma es una limitación, de que exigir respeto a la vestimenta o a la presentación personal es un atentado contra la libertad. Así, usar el uniforme correctamente, mantener normas de cabello, prescindir de accesorios como aretes o maquillajes excesivos, pasa a ser catalogado como “represivo” o “anticuado”. Pero lo que no se dice es que esas normas mínimas son herramientas pedagógicas que buscan forjar ciudadanos responsables, capaces de entender que vivir en sociedad implica acatar reglas y respetar la identidad de un colectivo.
La disciplina escolar no es un capricho de las instituciones ni una nostalgia por el pasado. Es, en realidad, una estrategia para sembrar orden y sentido de pertenencia en las nuevas generaciones. En la medida en que un estudiante aprende a cumplir con un uniforme, también aprende a cumplir con el uniforme de la vida: las reglas de tránsito, las obligaciones laborales, las responsabilidades familiares y ciudadanas. Una escuela sin normas es la antesala de una sociedad sin rumbo.
Ejemplos claros de que la disciplina puede rescatar a un pueblo entero se encuentran en países como El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele ha demostrado que la firmeza y la claridad en las reglas pueden generar un cambio real. Lo que muchos daban por perdido, hoy empieza a florecer bajo la fuerza de un liderazgo que entiende que sin disciplina no hay libertad, porque la verdadera libertad solo existe cuando se respetan los límites.
Si Ecuador quiere evitar una crisis educativa y social más profunda, debe reflexionar con urgencia. La garantía de derechos no puede ser entendida como carta blanca para eliminar toda forma de autoridad. Por el contrario, garantizar derechos implica también formar a los ciudadanos en el respeto hacia los demás, en la aceptación de normas mínimas de convivencia y en el entendimiento de que los deberes son tan importantes como los derechos.
El progresismo mal entendido, con su afán de derribar toda forma de orden, solo nos conduce a la involución. Y si no queremos regresar a un estado de caos, debemos reconocer que la educación requiere disciplina, que las reglas no son cadenas sino peldaños hacia una sociedad mejor organizada.
Ecuador no puede darse el lujo de relativizar lo que es esencial: la formación de jóvenes con valores sólidos. Recuperar la disciplina no es retroceder, es dar el paso más urgente para avanzar.
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