La moda absurda de los lugares “pet friendly”: una amenaza disfrazada de inclusión
Por: Carlos Arturo Bastidas Collantes
En los últimos años, la etiqueta pet friendly se ha convertido en una moda global que pareciera ser la panacea para todos aquellos dueños que desean compartir cada espacio de su vida social con sus animales de compañía. Restaurantes, centros comerciales, cines, bares y hasta oficinas se promocionan con este distintivo como si fuera un sinónimo de amor, inclusión y modernidad. Sin embargo, detrás de esta tendencia se esconde una realidad preocupante: más que un beneficio para los animales, constituye un atentado contra su bienestar emocional y, en muchos casos, contra la salud pública.
Desde mi perspectiva como médico veterinario, considero que esta práctica, que se ha vuelto una moda impulsada por el progresismo acrítico y, sobre todo, por intereses económicos, es más perjudicial que favorable. Es cierto que los animales son parte fundamental de las familias modernas y que merecen espacios dignos y adecuados, pero eso no significa que deban ser forzados a adaptarse a entornos humanos que en nada responden a sus necesidades biológicas y emocionales.
La primera víctima de esta “moda inclusiva” es la salud mental de los propios animales. El ruido de un centro comercial, los olores intensos de un restaurante, la manipulación constante de extraños y la exposición a ambientes desconocidos generan altos niveles de estrés y ansiedad en perros y gatos (Beerda et al., 1997). No es difícil observar temblores, jadeos excesivos, agresividad defensiva o apatía en animales que son arrastrados a estos lugares bajo la idea de que “disfrutan salir con sus dueños”. En realidad, se trata más de una proyección antropomórfica de los humanos que de una necesidad animal.
Además, esta tendencia representa un riesgo sanitario evidente. Los espacios compartidos entre animales y humanos facilitan la transmisión de zoonosis, enfermedades que pueden saltar entre especies. Patologías como leptospirosis, dermatofitosis, giardiasis o parásitos intestinales encuentran en estos ambientes un terreno fértil para propagarse (Day, 2016). A esto se suma la carencia de normativas estrictas de bioseguridad en muchos establecimientos que se autodenominan pet friendly, lo que convierte a esta práctica en un peligro latente para la salud pública.
No obstante, el trasfondo más evidente de esta moda no es el bienestar animal ni la salud pública, sino el interés económico. Las empresas saben que las mascotas mueven un mercado multimillonario y apelan al sentimentalismo de sus dueños para crear una imagen de modernidad y “compromiso con los animales”, cuando en realidad su objetivo es atraer más clientes y generar ganancias (APPA, 2023). Detrás del eslogan pet friendly se oculta un negocio que instrumentaliza a los animales como simple estrategia de mercadeo.
El progresismo sin raciocinio, que muchas veces confunde inclusión con imposición, ha normalizado prácticas que lejos de mejorar la vida de los animales, los exponen a entornos antinaturales y peligrosos. En nombre de la “apertura” se fuerza a los animales a situaciones que ellos no eligen, y se romantiza una convivencia que no siempre es sana ni necesaria.
Como médico veterinario, mi llamado es claro: los animales requieren espacios diseñados para ellos, no imposiciones humanas que buscan hacerlos partícipes de escenarios que solo benefician al ego y al bolsillo de algunos sectores. Ser verdaderamente responsables implica comprender sus necesidades, respetar sus límites y garantizar su bienestar físico y emocional, incluso si eso significa dejar a nuestras mascotas en casa mientras disfrutamos de un café o una cena.
En conclusión, la moda de los lugares pet friendly es un espejismo disfrazado de inclusión. Lejos de ser un gesto de amor hacia los animales, constituye una práctica peligrosa para su salud mental y física, y un riesgo para la salud pública. Es hora de desmontar este mito y replantearnos qué significa realmente cuidar y respetar a quienes no tienen voz.
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Referencias
American Pet Products Association (APPA). (2023). Pet Industry Market Size & Ownership Statistics. https://www.americanpetproducts.org
Beerda, B., Schilder, M. B., van Hooff, J. A., & de Vries, H. W. (1997). Manifestations of chronic and acute stress in dogs. Applied Animal Behaviour Science, 52(3-4), 307–319. https://doi.org/10.1016/S0168-1591(96)01131-8
Day, M. J. (2016). One Health: The small companion animal dimension. Veterinary Record, 179(25), 629–632.
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