"Veterinarios de Verdad: La Batalla Silenciosa por Nuestra Profesión" Por Carlos Arturo Bastidas COLLANTES
"Veterinarios de Verdad: La Batalla Silenciosa por Nuestra Profesión"
Por Carlos Arturo Bastidas COLLANTES
No hace falta una lupa para ver lo que está ocurriendo: nuestra profesión está siendo invadida. Lo que por vocación, ciencia y ética hemos construido durante años, hoy se ve amenazado por el empirismo, por el intrusismo descarado de otras disciplinas, por los improvisados de las redes que juegan a ser veterinarios desde el teclado o desde un consultorio sin alma ni licencia.
Y mientras algunos callan o miran a otro lado, nosotros —los verdaderos médicos veterinarios— seguimos luchando día a día por devolverle dignidad a nuestra profesión. Pero esta no puede seguir siendo una lucha individual. Ya no. Es hora de hablar fuerte. Es hora de actuar.
Porque no se trata solo de proteger nuestro título, se trata de proteger a nuestros pacientes. Esos seres que no hablan, que no demandan, que no gritan cuando los maltratan con tratamientos sin fundamento, con diagnósticos de Google, con remedios sacados de un grupo de Facebook. ¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?
No hay nada más doloroso que recibir en la consulta a un animalito deteriorado por las manos de un supuesto “curandero” o por las consecuencias de un consejo mal dado por alguien que no tiene idea de lo que es estudiar cinco o más años para salvar vidas. Y más doloroso aún es cuando ese cliente, desinformado o desesperado, defiende al charlatán como si fuese un héroe. Eso no es culpa del cliente: es culpa nuestra. Por no alzar la voz. Por no unirnos. Por no educar.
¿Qué debemos hacer entonces?
1. Organizarnos como gremio, sin egos, sin envidias. La desunión ha sido nuestro cáncer silencioso. Un gremio fuerte se defiende, se apoya, se impulsa. No se apuñala por la espalda.
2. Educar al público con campañas claras y masivas. La gente no sabe la diferencia entre un veterinario titulado y un improvisado… ¡porque nadie se lo ha explicado con fuerza! Las redes sociales deben ser nuestras aliadas, no nuestras tumbas.
3. Denunciar sin miedo. El silencio es cómplice. Las autoridades deben entender que permitir el intrusismo es poner en riesgo vidas animales y humanas. La salud pública también está en juego.
4. Dar el ejemplo. No podemos exigir ética si cobramos mal, si trabajamos mal, si nos comportamos peor. La excelencia y la empatía deben ser nuestro sello de fábrica.
5. Luchar por leyes más estrictas. El Código Orgánico de la Salud debe incluirnos con fuerza. Queremos regulación, no para perseguir, sino para proteger.
6. Hacer pedagogía incluso en la consulta. Cada cliente que atendemos debe salir sabiendo que vino con un profesional. Esa confianza es nuestra mejor herramienta contra la desinformación.
Este no es un llamado a la guerra. Es un grito de dignidad. Porque el empirismo no es solo una amenaza, es una traición a todo lo que amamos. Porque ser médico veterinario no es un hobby, no es un “don natural”, no es un “me gustan los animales”: es ciencia, es sacrificio, es vocación pura.
Hoy, más que nunca, debemos levantar la cabeza con orgullo, limpiar nuestras heridas y avanzar. No podemos permitir que la medicina veterinaria sea vista como una opción B, como una carrera menor, como un oficio de segunda. No lo es. No lo ha sido nunca. Pero si no lo defendemos nosotros, ¿quién lo hará?
Si tú también has sentido rabia al ver cómo pisotean nuestra profesión, si alguna vez te has sentido solo, invisible, desgastado… este es tu llamado. Porque en cada veterinario hay un guerrero dormido. Y ya es hora de despertar.
Ese llamado para organizarnos en el gremio de veterinarios para defender nuestra profesión y q permanente nos preparamos para salvar vidas de nuestros pacientes para prevenir enfermedades peligrosas para la salud humana pero muchos de nuestros colegas solo se quejan, no se afilian al colegio de veterinarios y alguna asociación a fin a nuestra actividad, para exigir de las autoridades públicas el control del servicio veterinario, en el caso de pequeñas especies caninos y felinos al municipio distrito metropolitano de quito
ResponderEliminar