“El Síndrome de Procusto en Medicina Veterinaria: Rompiendo las Camas del Miedo”
Por Carlos Arturo Bastidas Collantes
La historia nos regala mitos que, si los sabemos mirar con lupa ética y conciencia crítica, pueden enseñarnos más que cualquier tratado moderno. Uno de ellos es el mito de Procusto: aquel posadero despiadado que ajustaba —a la fuerza— a sus huéspedes en una cama de hierro, estirando a los más pequeños y mutilando a los más grandes, para que todos “encajaran” en su medida. Una historia macabra, sin duda. Pero lo más aterrador es que su espíritu sigue vivo, especialmente en nuestras profesiones, y la medicina veterinaria no ha escapado de su sombra.
¿Quién no ha sentido en carne propia el látigo del juicio? ¿Quién no ha sido criticado por sobresalir, por proponer algo distinto, por atreverse a innovar o a pensar fuera del molde? En muchas clínicas, universidades y grupos gremiales, se ha instaurado un sistema informal donde el talento incomoda, el éxito ajeno molesta y la humildad no basta para protegerse del veneno de quienes prefieren cortar cabezas antes que ampliar horizontes. Eso, colegas, es el Síndrome de Procusto.
Vivimos en un medio donde, en vez de celebrar los logros de un colega, se busca “bajarlo” con chismes, sarcasmos y silencios pasivo-agresivos. Donde si alguien publica, enseña, innova o mejora, automáticamente se convierte en “enemigo”. ¿Hasta cuándo vamos a tolerar esta mediocridad disfrazada de tradición? ¿Cuántos talentos más vamos a perder por el miedo al qué dirán, al qué harán, al quién se va a ofender si brillas?
No. Ya no. ¡Esto se tiene que terminar!
Somos una profesión de ciencia y amor, de entrega absoluta por los que no tienen voz. ¿Y vamos a seguir callando por miedo a las opiniones de quienes quieren que seamos todos del mismo tamaño, del mismo color y con el mismo techo mental? Es hora de romper las camas de Procusto. Dejar de temer al crecimiento ajeno y empezar a inspirarnos en él.
Veterinarios del mundo: aplaudan a los que brillan, fórmense con los que saben más, pregunten a los que han llegado lejos. ¡Y nunca, nunca intenten cortar a alguien que va un paso adelante! Porque cada vez que mutilamos la excelencia por inseguridad, perdemos todos. Y cada vez que celebramos el éxito genuino, crecemos como gremio y como seres humanos.
Yo, Carlos Arturo Bastidas Collantes, escribo este ensayo no para criticar a nadie, sino para encender una antorcha. Porque estoy cansado de ver a colegas valiosos ser saboteados por el miedo de otros. Porque sé lo que duele que te cuestionen más por brillar que por fallar. Y porque creo firmemente que la medicina veterinaria puede ser mejor si cada uno se dedica a superarse, no a sabotear.
¡Que nadie más tenga que achicarse para que otro no se sienta intimidado! Que en lugar de camas de Procusto, construyamos puentes, aulas, laboratorios y espacios donde se pueda crecer sin miedo. Porque no hay gloria en la uniformidad impuesta. La verdadera grandeza está en permitir —y celebrar— que cada veterinario pueda ser tan alto, tan grande, tan sabio y tan libre como sueñe ser!
Atender Congreso de León 2025 , el Doctor Carlos Bastidas debería ser speaker en el congreso!! Admiro mucho tu trabajo Doc
ResponderEliminarJajaja Gracias , ojalá algún día
ResponderEliminar